Un ejemplo de esta tendencia es la incorporación de camelina. Se trata de un cultivo oleaginoso invernal de ciclo corto, que en nuestro país ganó terreno a partir de beneficios agronómicos y una muy buena rentabilidad.
class="inreadBox" style="box-sizing: border-box; margin: 0px; padding: 20px 0px 0px; font-family: Arial, sans-serif; position: relative; clear: both; font-size: 16px;"> class="banner" style="box-sizing: border-box; margin: 0px auto 20px; padding: 0px; text-align: center;">Además de estos aportes, sus granos son utilizados para la elaboración de biocombustibles avanzados con baja huella de carbono.
Un dato a tener en cuenta es que la camelina no es una producción que compita con otros cultivos de verano. De hecho, encaja a la perfección en lotes destinados a barbechos largos -después de cosechar el cultivo estival- y hasta la siembra del próximo cultivo de verano. Esto es posible gracias a su ciclo fisiológico corto, con siembras entre junio y julio y cosecha en octubre.
Otro factor que hace atractiva a la camelina es su bajo consumo y sus requerimientos hídricos. Así, permite la siembra posterior del cultivo estival -soja de primera o maíz tardío- sin tener que preocuparse de maner excesiva por el agua.
Al momento de la siembra, uno de los principales desafíos es el tamaño pequeño de la semilla. Para comenzar a solucionar este problema, dos empresas unieron sus esfuerzos: Camelina Company, una empresa que se encuentra en Argentina y que pertenece a Global Clean Energy Holding, junto a Rizobacter.
Las firmas incorporaron el tratamiento de pildorado en la semilla de sus variedades de Camelina, que son más de veinte a nivel mundial. En este trabajo conjunto, Rizobacter aportó su expertise en el tratamiento de semillas y sumó tecnología de pildorado.
De esta manera, se logró que el cultivo se inicie de manera adecuada, aumentando el tamaño de semilla para su correcta distribución en trenes de siembra y permitiendo la emergencia correcta de la especie.
“Para este tratamiento, suma también a Rizoderma como biofungicida y a Vitagrow TS como bioestimulante”, señalaron desde Rizobacter.
Ambos productos son propios de la compañía y además de aportar mejoras sustanciales en el crecimiento aéreo y radicular, su formulación biológica y orgánica respectivamente, reducen las emisiones de carbono desde su elaboración y reemplazan insumos de origen sintético en la producción agropecuaria.
La firma Camelina Company trabaja desde hace más de dos campañas -junto con Louis Dreyfus Company- para impulsar este cultivo en Argentina. A partir de este año, pasarán a distribuir semilla identificada en 35.000 hectáreas, versus las 5.000 hectáreas que cubrieron el año pasado.
Redacción: Infocampo